Los pacientes llegan a la consulta psicopedagógica tal y como son, y es trabajo nuestro poder conocerlos, comprenderlos y darles la mejor ayuda en función de lo que les pasa y lo que nos demandan.
Si no responden a nuestro “pequeño manual de herramientas diagnósticas”, eso no es problema de él/ella, es problema nuestro. La mayoría de lxs profesionales de la Psicopedagogía administramos técnicas diagnósticas que nos dan objetividad, pero también seguridad, y en algunas ocasiones nos llevan a proceder de una manera bastante canónica.
Esa selección de herramientas habla más del recorte que hago yo sobre lo que considero “aptitudes y condiciones para el aprendizaje” que lo que de verdad ese niño o niña nos plantea como su particular forma de aprender.
Como sabrán, la mayor parte de mi dedicación profesional está orientada al aprendizaje en chicos y chicas con compromisos variados en el desarrollo. Esto, sin dudas y por sobre todas las cosas, requiere un cuidado extremo en lo que transmitimos a las familias, a docentes y hacia el propio paciente. Y no sólo con respecto a lo que podemos describir – las conclusiones – sino el respeto que debemos prodigar a la identidad de cada quien. Mi paciente es como es y yo debo respetarlo por sobre todas las cosas. Pensar desde mis propios paradigmas cómo debe ser, cualquier descripción o sugerencia que haga de él o de ella debe regirse en base a quién es y no según mis ideas.
Por lo tanto, cuando hago un diagnóstico no siempre podré apoyar mis conclusiones en la toma de técnicas objetivas. A veces sí, y tendré resultados que pueden ser interesantes, significativos, curiosos, o poco relevantes en función de otras variables, según el momento evolutivo, o con respecto a alguna otra circunstancia.
Así, en este tipo de intervención el armado e implementación de la batería, más allá de cumplir con las pautas consensuadas en relación a la confiabilidad y validez, también debe ser flexible y atender a las particularidades de quien consulta.
Un ejemplo: si mi paciente todavía no desarrolló lenguaje oral, difícilmente vaya a responder la escala de Comprensión Verbal del WISC V. ¿Eso significa que no desarrolló otras habilidades? No necesariamente, y eso lo tengo que investigar. Seguro que hay consecuencias cognitivas en relación a esta construcción demorada, porque el lenguaje es siempre solidario con otras funciones cognitivas. Pero sería muy fácil tomar ciertos atajos y emitir conclusiones reduccionistas o sesgadas.
Con esta pregunta trabajo todo el tiempo: ¿cómo es mi paciente? ¿qué puede? ¿cómo puede? ¿cuánto más que antes puede? Lo quiero ver sin distracciones.
Reitero, a veces puedo apoyarme en una técnica que me permita objetivar esa información. Pero muchas veces no. Y ahí viene el dilema: ¿cómo/dónde ubico mis parámetros? ¿dónde es mucho y dónde es poco? ¿Cuánto de algo es mejor o peor? Y eso ¿con respecto a qué?
Y aquí disculpen pero me tengo que poner seria, porque lo que yo diga como experta consultada, puede traer consecuencias en otros ámbitos que me exceden. En lo bueno y en lo malo.
Una parte esencial de un diagnóstico psicopedagógico es el de la mirada individual del sujeto, el poder percibir las sutilezas en la comunicación, en su capacidad de representación, en los niveles de pensamiento, en la forma de conectarse con el mundo y con los objetos de conocimiento, en su forma de percibir lo relevante y discriminarlo de lo secundario. Y para poder encontrar esto en la conducta de mi paciente, tengo que observar, me tengo que involucrar, tengo que atender (atención) a las reacciones, propuestas, demandas que muestra en el contexto de mi entrevista.
¿Es fácil? No, en absoluto. Pero es menos fácil si creo que apoyándome solamente en los datos relevados con técnicas cerradas, alcanza para explicar su particular funcionamiento.
La función del criterio clínico
Advierto! no me estoy refieriendo a un juicio informal, mucho menos subjetivo. Estoy refiriéndome al criterio que puede tomar parte en los procesos diagnósticos. Y esto que voy a compartir lo propone la Asociación Internacional para el Estudio Científico de las Discapacidades Intelectuales en sus publicaciones: se trata de un juicio basado en un alto nivel de conocimiento y experiencia clínica. Recomiendo mucho conseguir este material (abajo dejo la cita), pero además seguir las publicaciones de su traductor al español, Miguel Ángel Verdugo Alonso. En algún otro artículo me dedicaré al trabajo de este catedrático.
Dice este Manual que el criterio clínico surge de datos, de la formación profesional, experiencia directa y el conocimiento específico de la persona y su entorno. Y que debe ser
- sistemático
- formal
- transparente
¿Por qué estos tres ítems? Porque son parámetros orientados a asegurar calidad, validez y precisión de las decisiones en cada caso particular.
Pero .. de nuevo atención! : no se trata de un diagnóstico abreviado y no se basa en prejuicios o estereotipos, sino que debe conducir a un análisis transparente y a decisiones lógicas y basadas en principios.
Y aquí una cosa muy interesante. El Manual nos refiere cuáles podrían ser posibles errores en el juicio clínico.
✔️ Error afectivo, o dejarse llevar por los sentimientos propios, o estereotipos incorrectos, o empatía inapropiada.
✔️ Error de anclaje, o dejarse llevar por la primera información que recibimos.
✔️ Error de disponibilidad, o dejarnos influir por lo más dramático del caso, o lo más reciente.
✔️ Obediencia ciega, aceptar lo que nos indican.
✔️ Sesgo de comisión, cuando por hacer algo hacemos lo que sea.
✔️ Sesgo de confirmación, encontrar algo que estamos buscando, porque ya lo tenemos anticipado en nuestro registro.
✔️ Rapidez en el diagnóstico, tal vez contrariando un diagnóstico previo.
✔️ Efectos del ambiente, donde el contexto nos influye.
✔️ Cierre prematuro, tomando decisiones demasiado rápido.
✔️ Error de representatividad, encontrando lo «habitual».
( Estos errores fueron recopilados por otros investigadores – Norman (2005) Papadakis, Teherani y Banach (2005) Redemier (2005) ➡️➡️ googleen para seguir profundizando. )
Me parecieron muy interesantes y necesarios estos puntos para asumir posibles “riesgos” por eso se los comparto aquí.
Hacer un diagnóstico psicopedagógico es sacar una foto de un momento, una enumeración lo más precisa posible de cualidades para el aprendizaje de una persona, en un momento dado. Pero estamos hablando de eso: de una persona, de una vida, de una familia y de sus circunstancias. La seriedad con que debemos resolver esta fase, y las recomendaciones y decisiones que surjan de ella ameritan que vayamos en un paso a paso milimétrico siendo conscientes de los procesos y procedimientos de mi paciente, pero mucho más y durante estos encuentros, de los míos.
El texto consultado: Discapacidad intelectual. Definición, clasificación y sistemas de apoyo. (2011) Autor : Asociación Americana de Discapacidades Intelectuales y del Desarrollo (AAIDD) Traductor/a : Miguel Ángel Verdugo. Alianza Editorial
Psicopedagoga
Muy buena la lista de posibles errores en el juicio clínico!!! Gracias por aportar siempre algo valioso!!
Gracias a vos por leer y comentar! una amiga siempre presente Ivana!
Esta mirada es un aporte importante al desarrollo profesional ya que es humanística,el paciente es una persona ante TODO!!
Gracias
Totalmente! gracias Silvina.
Excelente!!! Cuánto por reflexionar a partir de tu artículo!!! gracias!!!
¡Me encanta leerte Inés!
Siempre me llevo algo
Gracias profesora, interesante aporte anuestro aprendizaje.