Noviembre, mes que empiezan los cierres. Balances y replanteos.
Algunos dan muy bien.
Alegría.
Boletines hermosos.
Impresionados todos por los logros.
Niños sonrientes y deseando premios además de los reconocimientos.
Chicos que cuentan una por una cuántas hojas escribieron, cuántos ejercicios hicieron.
Decimos: “te acordás de este día?” mirando alguna producción anterior, y dicen “no puedo creer lo mal que dibujaba!” oponiendo lo que por edad, o por dificultad, hacían distinto a lo actual.
Miramos al noviembre anterior y pasamos una película con lindo final.
Todo valió la pena. “Lo volvería a hacer”, me dicen.
Disponer de tiempo, dedicación, dinero y ganas de asumir las dificultades. Posibilidades de atender y acompañar mucho a un hijo, cuando hay más niños en la casa. Dejar en espera otras actividades que quisieran hacer.
Sincronías de la vida, desde un colectivo vi a una mamá con su hija, mi paciente, yendo juntas de la mano a otro de sus espacios terapéuticos.
Iban muy mimosas, iban contentas.
Se separaron metros antes de una puerta, la chiquita se adelantó con una saltito a tocar el timbre de ese consultorio.
La mamá miraba desde atrás, y se saludaron con manos agitadas.
Esa mamá sonreía. Es de las que se emocionan hablando de todo lo bueno que va surgiendo. Nunca la escuché quejarse, todo lo contrario.
A veces pienso que indicar tantas ayudas a nuestros niños es un peso insoportable para una familia. Pero uno apuesta a que los cambios ocurran.
Les podemos plantear “fases”: mucha terapia un tiempo, más fonoaudióloga otro, iremos rotando las prioridades a medida que las bases nos permitan intervenir. Pero para construir esas bases, hay que aceptar y hacer. Y eso solamente lo pueden hacer ellos como familia. Y hacerlo, hacer un poco, hacer todo, o esperar, siempre va a tener un costo.
En noviembre esos que tuvieron, digamos en «palabras formales» una buena evolución, quedan de un lado de la lista. Como dicen los chicos, “les ponemos un tic” ✓
“Todo valió la pena”. Familias… a seguir adelante.
¿Y cuando noviembre nos dice algo distinto? ¿Cuando todavía falta y hay mucho más para seguir pensando y trabajando?
Noviembre, ya pronto diciembre, meses de decisiones. Mirando al año siguiente como si lo conociéramos. Y arriesgando ideas. Mes fuerte en la agenda de nosotros los terapeutas. Escuchar y sostener a las familias en medio de la incertidumbre.
Noviembre, mes de “relevamientos” e intercambios, de cortes transversales y pausas para pensar. Aquietar para mirar y decir. Y lo que haya que decir, que se diga.
Si trabajamos bien durante el año, si no hicimos falsas promesas, si construimos desde la calma, colaborando, escuchando y mirando al niño en sus múltiples facetas, noviembre no trae sorpresas.
Si hay más para trabajar, si estamos de acuerdo en seguir juntos, si se cumplieron las condiciones de nuestro contrato, adelante, recontratemos.
Y como causa o consecuencia de estas semanas, y de todos los noviembres anteriores, renuevo la idea de que así elijo llevar adelante mi práctica, no en términos de rendimiento, sino de desarrollo.
Psicopedagoga Clínica
3/11/2017
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