Sara Paín desde París

Luego de haber participado de una entrevista que pueden leer aquí, Sara Paín es un frecuente lectora y comentadora del blog. Me encanta porque envía cada tanto algún email con su felicitación o comentario, desde una perspectiva que claramente puede hacer sólo quien está más allá de todo. A veces divertida, a veces cariñosa, pero siempre reflexiva. Dado que es para mí una referente absoluta, este es un regalo que me dio mi querido blog.

En uno de estos intercambios, tuvo la gentileza de mostrarme un pequeño reporte de situación que escribió para un grupo de Río de Janeiro que se forma con ella, en Brasil.

Sara reside en París hace muchos años, y más allá de que fuera un contacto con ese grupo en particular,  sirve para pensar los nuevos caminos que podría tomar el aprendizaje escolar, en este nuevo mundo, sea Francia, Brasil o Argentina. Por eso le agradezco su permiso para publicarlo en Palabra Apropiada.

El texto es de ella, los resaltados son míos.  Y en este diálogo que tuvimos ida y vuelta de email, queda este documento para guardar y repensar.

Gracias nuevamente Sara por honrarnos con tu palabra en este espacio.

Comment sensibiliser les enfants sur le Covid-19?


«Espero que siguen con buen ánimo y esperanzas este imprevisto (aunque no imprevisible)  aquelarre que nos toca vivir.

Les cuento un poco cómo lo hemos vivido en Paris, a nivel profesional:

Durante el confinamiento evidentemente ni el gobierno educativo ni los maestros estaban preparados para la contingencia. La mayoría de los docentes hizo lo que pudo, en medio del caos, con el principal objetivo de sostener la presencia  y la continuidad de la escuela en la vida de cada crianza (niño).

Toda escolaridad presencial fue suspendida, solo se abrió la escuela a los hijos de personas trabajando en salud o en  higiene. El resto de los maestros se confinó en « trabajo a distancia ».  Hubo consenso en privilegiar la salud y el cuidado sobre los aprendizajes.

Las reacciones de los enseñantes fueron variadas :
a)  Unos pocos no hicieron nada. Llamemoslos « ostras ».
b)  Algunos respondieron solamente a los alumnos demandantes y se desentendieron de los otros, la mayor parte de las veces por imposibilidad de los padres a secundarlos, sea por falencia técnica, sea por ignorancia, sea por indisciplina.
c)  Otros se redujeron a aconsejar y proveer los datos sobre los programas pedagógicos y recreativos abundantes en las (escuelas) medias, sin controlar los resultados.
d)   La mayoría insistió variando los recursos para que todos los alumnos tuvieran alguna forma de continuidad en el aprendizaje, adaptando los contenidos y/o los medios de comunicarse en cada caso.
e)    Existen también los que corrigieron y evaluaron asiduamente las actividades programadas.

La etapa de deconfinamiento fué mas difícil. Porque dado el estricto protocolo de distanciamiento y asepsia, solo la mitad de los alumnos pudieron ser aceptados, y los criterios fueron muy criticados. El principal (que los padres tenían que trabajar) hizo aparecer la escuela como una  « guardería ». Algunos maestros tenían que ocuparse a la vez del aula restrigida, del cuidado sanitario y de los alumnos sin vacante.

A partir de mediados de junio todas las escuelas, a todos los niveles serán abiertas. El objetivo es aprovechar las tres semanas antes de las vacaciones para poner en marcha el ritmo escolar casi habitual y poder retomarlo a la vuelta (septiembre).

Se aprobaron los alumnos según su rendimiento en el primer cuatrimestre.  Los exámenes y las pruebas del Bachillerato fueron anulados lo cual compromete la entrada a la Universidad.

Resultado:  todas las instituciones educativas quedaron debilitadas, real y simbólicamente.

Sin embargo esta dolorosa experiencia puede ser benéfica para una reflexión amplia sobre la educación a distancia, no solamente para paliar un confinamiento, que esperamos no se repita, sino para instrumentar la pedagogía a distancia en otras situaciones más banales, como la imposibilidad temporaria de la crianza de recibir los cursos, sea por enfermedad, sea por mudanza temporaria, sea por ausencia circunstancial del maestro, etc. También para que las crianzas más lentas, presentando dificultades de concentración en clase, o bien problemas específicos (de visión, escucha, motricidad, etc.) de manera de darles la oportunidad de repasar en sus hogares, y por otros medios, los contenidos impartidos en clase.

Los medios de comunicación que se utilicen son secundarios en relación con la intención principal que es la de paliar los inconvenientes del distanciamiento. El vehículo del contenido (impresos por correo, teléfono, todas las tele-cosa), deben acomodarse a las circunstancias.
Lo importante es la programación. Y para que la programación sea eficaz tiene que ser reconocible (en continuidad con lo ya aprendido), graduada, lógicamente cumulativa, racional y generadora de cuestionamientos. Es fundamental que el alumno pueda manejarse solo y con comodidad en la virtualidad, sin ayuda de los padres (salvo como exigencia de disciplina).

La irrupción de la pandemia puso en evidencia las desigualdades sociales; cuanto más frágiles son los lazos de la población con la escuela por razones socio-económicas, más difícil es el mantenimiento de su continuidad y su restablecimiento en caso de ruptura. La red de comunicación a distancia debería fortificarse en tiempos normales para poder utilizarla, sin improvisaciones, en todas circunstancias.

Una planificación a tres puntas se impone en tiempos normales:
I A. La confección en línea de un archivo sistématico de conocimientos munido de los recursos didácticos correspondientes.
I B. la formación de maestros y alumnos en la utilización de todos los instrumentos de comunicación a distancia; en el caso de internet, si es posible, utilizar un logiciel (software) único y exclusivamente educativo para toda la región. El entrenamiento y acostumbramiento de los alumnos por medio de conexiones frecuentes.
I C. La implementación de recursos. Asegurarse que toda la población dispone de los medios y suplantar las carencias por modalidades clásicas (correo, teléfono) y sobre todo por recursos comunitarios (sala de ordenadores e impresoras exclusivamente ligadas al site educativo a disposición en dependencias públicas, como bibliotecas, oficinas de correo, etc.).

II Un otro problema que nos incumbe es la educación sanitaria. En Francia, es sabido, el cuidado de la higiene es un problema. El lavado de las manos no es un hábito. El besuqueo se volvió una moda, y falto de discriminación, haComment sensibiliser les enfants sur le Covid-19? perdido mucho de su sentido. Por otra parte, todavía hay mucha ignorancia de los mecanismos biológicos y resabios de supersticiones anti-científicas.  En el país de Pasteur, hay gente que resiste a vacunarse, a pesar de la evidencia de la erradicación de muchas enfermedades infantiles mortales y otras que diezmaban la población en el siglo XIX (rabia y tétanos). No sé cómo es la situación en Brasil (a quienes estaba dirigida esta comunicación), pienso que depende sobre todo de las condiciones materiales.

De todos modos, me parece que es el momento de tomar conciencia de los problemas sanitarios y de introducir en el programa escolar la enseñanza y la práctica de la higiene, empezando por la específica de la vida escolar.

Creo que en el  « post-virus » los psicopedagogos son los mejor instrumentados para realizar tales proyectos de complemento (y de ninguna manera de substitución), en la convicción que la continuidad del aprendizaje escolar fuera de los horarios propios a las clases en vivo, puede ser benéfico para la individuación y la independencia de las crianzas.»


Yo me admiré de la claridad, de la profundidad conceptual de esta comunicación y le respondí lo siguiente,

«Cambian los paradigmas aquí, frente a nuestras narices. Qué momento nos toca vivir! Me quedo pensando si no habremos sobrevalorado a la institución escuela, que sin embargo es el mejor espacio posible para nuestras infancias.  Muchos chicos está mejor en sus casas. O tal vez subestimamos a la institución familia. Y ahora en sus casas, comiendo comida en sus platos y mesas, cerca de sus adultos, también progresan y aprenden. »

Y ella respondió:

«La reflexión de María Inés sobre el lugar de la escuela en la familia y viceversa, plantea el problema del rol socializante de la escuela. Es allí que se ligan las primeras amistades, las primeras emociones comunes. Durante el confinamiento, las comunicación con los compañeros fue una constante y el deseo de volver a la «normalidad» verbalizado como ganas volver a intercambiar entre ellos «aunque sea sin tocarse».»


Las ilustraciones son de Roger Zanni, en https://www.bbc.com/afrique/52311978.

Nos leemos la semana que viene

María Inés Acuña

Psicopedagoga

Por | 2021-04-03T22:10:10-03:00 junio 18th, 2020|[La interdisciplina], [Ser Terapeuta]|4 Comentarios

  1. Flor Paduan junio 19, 2020 at 5:55 pm - Reply

    Que lindo leerlas! ❤️

  2. Bea Vallarino junio 19, 2020 at 6:37 pm - Reply

    Cómo siempre es una maravilla leer a Sara Paín y la lucidez de sus análisis. También es necesario agradecerte -Maria Inés- que nos permitas acceder a este privilegio a partir del regalo de tu blog.
    Es interesante descubrir en su narrativa que las escuelas y las infancias comparten más de lo que pensamos (para bien y para mal) más allá de su ubicación geográfica o de sus atravesamientos culturales y sociales. Sin dudas esta pandemia nos dejó al desnudo unas cuantas falencias, especialmente en lo que hace a la inclusión y uso de la tecnología de la comunicación e información. Hace un tiempo leí unas investigaciones que hablaban de la necesidad de un pasaje de TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) a TAC (Tecnologías del Aprendizaje y el Conocimiento), y creo que esta experiencia de aislamiento obligatorio puso en relieve que ese cambio urge para la escuela y por qué no para la sociedad en general.
    Respecto del rol socializante de la escuela, es real, valioso y trascendente. Por experiencias laborales cotidianas en poblaciones vulnerables, agregaría que la escuela – en muchas ocasiones- cumple un rol de rescate emocional, social y a veces físico de infancias en riesgo, por eso la presencialidad es casi insustituible.
    Será cuestión de ver qué nos depara el retorno a las aulas, y el regreso paulatino a la nueva normalidad.
    Gracias por este espacio. Cariños.

    • María Inés Acuña junio 22, 2020 at 3:32 pm - Reply

      QUé buen aporte Bea! Se lo tranmsito a la autora.
      Gracias!

  3. Karina junio 22, 2020 at 6:59 pm - Reply

    Gracias María Inés por compartir esta reflexión!!

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