Jefe propio, ingresos fluctuantes

La mayoría de los profesionales de la Psicopedagogía trabajamos free-lance, como se reconocen en otras profesiones. Para nosotros la forma de decirlo es que somos profesionales independientes.

Este modelo de trabajo se elige o … se padece. Porque es nuestro trabajo y de él vivimos. Pagamos alquileres, cubrimos nuestras necesidades y pagamos los servicios de cada día de nuestra existencia.

¿Qué modelo de ingresos les queda cómodo? ¿Cómo quisieran trabajar si lo pudieran elegir sin condiciones?

¿Trabajar en relación de dependencia? ¿Ser profesional independiente? ¿Hacer un mix de ambos?

Después de 25 años de trabajo, puedo decir que pasé por varias de las opciones.

Y en este artículo voy a analizar algunos pros y contras.

Hoy claramente elijo ser mi propia jefa, manejar mis horarios, mi espacio, con lo cual también elijo asumir mis propios riesgos y costos. Pero lo dejo para el final mientras les explico algunas decisiones en mi carrera y estructura financiera.

Voy a omitir a los trabajos no-psicopedagógicos que tuve para poder «completar» mis ingresos, pero que a la distancia los veo en positivo también para mi formación como terapeuta. Necesitamos aprender a ver el mundo «desde el otro lado del mostrador».

Cuando me recibí tenía un trabajo muy bueno, como asistente/secretaria de una psicoanalista de niños muy conocida. Era prácticamente una beca, porque estudiaba con muchos de sus libros y tomaba toda la experiencia por estar en su consultorio, viendo lo que se puede ver desde afuera del consultorio. Cuando me recibí necesité empezar mi práctica personal. Ese trabajo ya había cumplido su etapa y ella me animó a seguir adelante.

 

Trabajar Ad Honorem

 

Me preparé para dar el examen de Residencias, y aunque no alcancé un puntaje como para conseguir un puesto de  Residencia, pude elegir una Concurrencia, que duró 4 años. Éste como todos sabemos, es un trabajo ad-honorem.

Fue una elección arriesgada a nivel económico. Sé que actualmente y desde hace un tiempo, las Concurrencias quedan vacantes por falta de gente que lo pueda sostener.

En mi caso estaba recién en pareja, de hecho me casé y nació mi primer hijo en esos años. No teníamos plata para nada, pero éramos felices y nos arreglábamos. Mi marido siempre decía «apostemos por tu carrera». Fue una época personal muy hermosa, muy ajustada obviamente en lo económico, pero fue la plataforma para poder luego los pasos hacia adelante.

El acuerdo con cada servicio, cada Hospital es diferente, pero el régimen es de tiempo parcial, si no me equivoco eran 16 hs. El turno (mañana o tarde) lo estipula el equipo de acuerdo a cómo se trabaja.

Aquí les dejo el reglamento del Sistema de Concurrencias, y en otro momento desarrollamos el tema más a fondo.

 

¿Qué ventajas tuvo la concurrencia?

La práctica hospitalaria me dio un respaldo inmenso a nivel teórico y práctico. Tuve profesores, capacitadores y supervisores cada semana de mi concurrencia, a costo cero.

Pude atender a mis primeros pacientes acompañada/guiada por mis jefas y supervisoras.

Sigo agradeciendo la tolerancia de los pacientes y sus familias que veían con buenos ojos mis prácticas…. las mismas que hoy me corregiría desde todos los puntos de vista.

Me dio la posibilidad de ejercitarme en la interdisciplina. Encontrar un grupo de profesionales que se reúnan en torno a temas en común, cuando estamos trabajando «sueltos», es una misión muy difícil de lograr.

Haber hecho la concurrencia me dio un papelito emitido por Capacitación del Sistema de Salud de la Ciudad de Buenos Aires que fue tomado muy en cuenta en mis postulaciones a posteriores trabajos. Haber participado de una actividad asistencial en el programa Hospitalario de cualquier ciudad, es un antecedente indiscutible y un aval oficial de experiencia.

 

¿Qué desventajas tuvo la concurrencia?

En mi caso diría que lo principal es que se debe aceptar las condiciones de no pago pero de respeto por las reglas. Uno asume el puesto y lo cumple como si fuera un trabajo formal. Hay que cumplir horarios, respetar tiempos de vacaciones, insertarse en una estructura verticalista. Hay un jefe del jefe del jefe que puede no saber tu nombre, pero que condiciona tu día a día.

Sin embargo, hay gente que sostiene la actividad hospitalaria por años sin dudar de esa decisión. De hecho un alto porcentaje de las prestaciones dadas por el sistema público está en manos de gente que trabaja ad-honorem y con inmenso compromiso. Así que seguramente este es un punto a discutir desde la realidad de cada uno.

De todos modos la contraprestación es muy interesante. Siempre sentí que esos años de Hospital fueron la mejor inversión en mi carrera. Y mucho más en los años siguientes, porque además de todo lo que  me puse a prueba como profesional, entablé amistad con gente que hoy es prácticamente familia para mí.

Recuerdo con tanto amor esa época, que no diría ninguna otra desventaja.

Durante un tiempo después quise seguir trabajando en el hospital. Fue muy difícil despedirme, extrañaba todo. Pero sostener una actividad no rentada, y fuera de las figuras legales del Servicio, ya no era constructivo. En esa época se nombraban concurrentes, residentes, instructores, visitantes, profesionales de planta, en fin… pero lo mío era «la apegada al equipo».

Sí recuerdo que cuando el trabajo no rentado se volvía pesado para muchas de nosotras, mío y de mis compañeras, se nos instalaba un proceso de desilusión con la carrera que terminaba en mucha queja colectiva. No era para menos.

Se me hizo muy necesario analizar esta desmotivación, tomar distancia y revisar lo que yo realmente sentía para sintonizar con que las cosas sí podían andar bien, ver el futuro con buenas expectativas.

 

Trabajar en un equipo terapéutico

 

Casi en simultáneo a mi salida del Hospital,  hice un posgrado buscando conectarme con otros ambientes laborales. Una profesora, que había tenido también en la facultad, Liliana Hernández, me pidió el CV para presentarlo a la coordinadora de un centro de Psicoterapias. Y me llamaron: comencé a trabajar en este centro de terapeutas, donde yo era la única psicopedagoga.

Nuevamente fue una experiencia muy positiva en el sentido de los vínculos humanos. Recibí capacitación en temas de desarrollo en niños pequeños, en teoría de la psicología del Yo, de Winnicott y otras cuestiones que fueron inmensamente significativas para mí. Otra vez me sentí becada para estudiar.

Este punto hay que tenerlo muy en cuenta. Hay trabajos que no pagan en sueldo, pero dan la oportunidad de formación con verdaderos capos. Aquí los profesores eran de primera línea. Se me daba la oportunidad de leer, aprender, y también … poder ver de cerca al mundo de los terapeutas.

¿Recibí alguna derivación?

No.

Ninguna derivación. Ningún ingreso de dinero lógicamente.

Era un espacio de psicólogos, donde alguna interconsulta me hicieron, pero para complementar las evaluaciones psicológicas. La dinámica era interesante, pero a nivel trabajo fue muy limitada para mí.

Pero, sí comencé a tener una visibilidad que fue muy buena.

Una de las cuestiones de nuestros ámbitos, es que siempre nos relacionamos con gente parecida a nosotros, nos movemos en microclimas con gente semejante.

Fíjense:  seguro que reciben pedidos de que difundamos la tarea de colegas, talleres, capacitaciones, que tal vez son actividades que uno mismo podría hacer. Si estamos buscando captar público, y esperamos que los pacientes lleguen a uno, difícilmente vamos a «promocionar» para otro.

Salir hacia otros entornos, me dio la chance de que se viera qué hace una psicopedagoga en una época en que había que explicarlo, hace unos 20 años atrás. Varios profesionales notaron lo interesante que podía ser el trabajo conjunto, y fui ganando algún pequeño lugar entre psicoterapeutas.

Y también significó un antecedente en mi currículum.

Es que para ser confiables en esta carrera se espera de nosotros mucha trayectoria.

Hay muchos componentes en juego para que alguien haga una recomendación «pongo las manos en el fuego por…».

Y un currículum que acredita experiencia, es fundamental. Claro… hay que transcurrir los años en eso.

 

Trabajar por cuenta ajena

 

Un tiempo después, y gracias a María Pujals, mi ex jefa del Hospital y gran amiga, me pidieron el CV para entrar a un servicio de salud prepago muy importante.

La propuesta de trabajo era interesante y parecía que por fin iba a poder consolidar mi trabajo en términos económicos.

Debo decir que así fue.

Que recibí moderadas derivaciones al principio y que llevó su tiempo hacerme un lugar en ese equipo. No fue tan instantáneo como aparentaba.

Pero a partir de que se viera mi trabajo, de circular por los espacios, de devolver cuidadosamente información a cada interesado, de asumir el reto de cumplir expectativas, en un momento la demanda superó todas mis posibilidades de resolver tanto trabajo.

Los ingresos eran buenos y me encantaba tanta variedad de pacientes.

 

¿Qué ventajas tuvo este trabajo?

Aprendí a trabajar muchas horas.

Formé el hábito de salir tempranísimo a la mañana y volver casi a las 10 de la noche.

A manejar mi agenda laboral y personal con tanta presión.

A manejar ansiedades de muchas familias que consultaban en simultáneo.

A ordenar y actualizar las historias clínicas y los materiales de los pacientes. Parece algo menor, pero cuando uno atiende a 10 niños en un día, los dibujos, notas, mensajes, y cualquier dato que puede ser importante, al traspapelarse se vuelve invisible, irrelevante e inútil.

Ser disciplinado con el equipamiento del consultorio.

Ser puntual.

Me pude relacionar con varias escuelas de mi zona, que con el tiempo recomendaron mi trabajo.

Aprendí a ser estratégica. En esa época, además porque tenía dinero para sostenerlo, equipé mi espacio con materiales que me ayudaban a resolver muy bien mis sesiones. Buenos libros, cuadernillos, juegos y juguetes, juegos para la computadora.

Y trabajar para otro resuelve el tema del cobro. No era yo quien me ocupaba de eso, sino que en determinada fecha recibía vía transferencia lo que correspondía a mi trabajo. Hay gente a la que le incomoda decir cuánto o cómo cobra, y aquí ese tema está resuelto por anticipado.

 

¿Qué desventajas tuvo trabajar en este formato de «prestador»?

Como punto negativo debo decir que no me gustaban algunas consultas y las tenía que atender igual.

Me pidieron que aceptara dar algunas prestaciones que faltaban en la zona y que yo no hacía. Determinados diagnósticos o intervenciones que requieren formación específica, y para lo que tuve que ponerme a punto, sin una motivación personal.

O familias que pedían diagnóstico porque «estaba incluído en el plan». Ejemplo: yo evaluaba a un niño, cuya familia quedaba muy contenta, y me recomendaba. Eso traía a otra familia, que tal vez sin un motivo de consulta real, pedía esta evaluación.

En muchos casos me pareció una situación riquísima. Trabajar flexible, sin demanda determinada. Poder trabajar juntos en la construcción del motivo de consulta. Podía ser el reconocimiento de la forma de aprender de sus hijos. O pensar modelos de crianza. O pensar los modos de la escuela de sus hijos. O pensar una variedad de juegos y materiales para cada edad.

No todos los padres y madres tienen porqué saber qué juegos proponerles a sus hijos, cómo ayudarlos con el estudio, cómo motivarlos al aprendizaje. Y me parece que es lógico. Nosotros tenemos un background a prueba de todo acerca de la infancia, las necesidades y realidades de nuestros niños.

Pero un papá contador, ingeniero, comerciante, que está dedicado a otras cuestiones, no relacionadas con la infancia, que puede estar muy conectado afectivamente con su hijo, no necesariamente sabe qué tipo de juguetes comprarle a su nene. Muchas de estas consultas me parecieron hermosas y muy válidas.

Pero hablo de otras familias: las que hacían uso de la prestación, por así decirlo.

Y cuando uno trabaja, al menos yo, no sólo lo hacemos por el pago. También ponemos objetivos personales en cada consulta.

Evaluar por evaluar, no me gustaba. Pero estando en esta organización debía hacerlo. O no aceptarlo a riesgo de que el afiliado presentara una queja a nuestros coordinadores.

Si me fijo en la cuestión económica, por supuesto que resultaba.

Los pagos se hacen en forma puntual, es una suma interesante si se trabaja en forma continua. Pero los honorarios no los regulamos nosotros. Los aceptamos. Si hay aumento o queda fijo el monto de la sesión, es algo que no podemos modificar.

Creo que este formato sirve para quien está decidido a mantener un standard contínuo de ingresos, porque el trabajo no se corta en ninguna época del año o si queremos más pacientes, con sólo llamar a la oficina de derivaciones eso se agiliza.

Y es una excelente oportunidad para quienes necesitan insertarse en el medio laboral. Darse a conocer en las escuelas, con los especialistas, tener diálogo con otros profesionales es una buena vidriera.

Otra cuestión que se me volvió casi traumática, era la cantidad de reportes e informes que debía elevar a mis coordinadores. Cosa que creo imprescindible, no lo discuto. Pero lleva un tiempo extra que hay que considerar en la agenda.

Trabajar en un servicio de medicina prepaga o en una obra social tiene un funcionamiento más o menos similar, teniendo en cuenta que hay que mantener una organización lógica del equipo de terapeutas y una información bien organizada de la cobertura de los pacientes.

Sí hay diferencia en los montos que se pagan por las prestaciones y la demora con que se acreditan los honorarios.

En mi experiencia, es una excelente manera de iniciar un consultorio, armar una agenda y ser conocido en la zona por posibles consultantes.

Trabajé seis años para esa organización.

Por cuestiones de salud, cuando mejor estaba con mi trabajo, y había desarrollado una buena «autoestima laboral» tuve que tomar una licencia de casi un año.

En medio del shock, cuando se me indicó dejar de trabajar -que fue de un día para otro- tuve que gestionar yo misma las derivaciones a mis colegas para que se continuara con la atención de la enorme cantidad de niños que atendía. Si no me equivoco eran 30 chicos. Una barbaridad.

¿Qué aprendí de esto? Que las organizaciones piden mucho, exigen, requieren: asistencia a las reuniones, las planillas firmadas antes de tal fecha, los reportes e historias clínicas al día … pero dan poco cuando se trata del individuo.

Cuando caí en cuenta que bajo el stress que estaba sufriendo, tenía que en persona llamar a cada familia a decirles que ya no iba a poder atenderlos, sin despedidas, y llamar a mis colegas y explicar una y mil veces lo que me estaba pasando… fue el motivo por el que luego de mi licencia decidí jugarme a trabajar por mi cuenta y renuncié.

Tardé varios meses en procesar este golpazo.

Mis coordinadores tuvieron respuestas muy amorosas conmigo y me ayudaron nivel personal en todo el proceso. Eso no lo voy a olvidar nunca. Se portaron como verdaderos amigos, los que no eran más que compañeros de trabajo.

Pero la organización no tenía un dispositivo de emergencia para estas situaciones. Por ejemplo, disponer de una de las cientos de secretarias, para hacer las llamadas y gestionar los cambios de turno.

Y… si estamos hablando de cuestiones de ganar dinero, desde el día que uno no atiende, el ingreso se vuelve a $0.

En concreto, creo que las organizaciones no saben agradecer. Que el convenio pasa por prestación- pago y nada más.

Por suerte me curé, y apenas me estaba recuperando, me empezaron a llamar algunos de mis pacientes que querían seguir trabajando conmigo, y algunos otros que llegaron recomendados por estos circuitos que se fueron generando.

Al año ya tenía una buena cantidad de trabajo poniendo yo mis reglas.

Y ahora sí, les cuento cómo es trabajar a mi manera.

 

Autogestionar el trabajo

 

Después de trabajar para otros, decidí que quien mandaba en mi agenda, en mi vida, en mis tiempos, y mientras pudiera sostenerlo, iba a ser yo y nadie más que yo.

Y me contraté, siendo yo la peor y más tirana de las jefas que tuve.

Soy una persona súper optimista, veo una oportunidad en todo. Eso es bueno cuando se trata de tomar iniciativas.

O cuando hay que trabajar desde la complejidad de algún paciente y su familia, que es dicho en forma sencilla, mi especialidad.

Pero cuando se trata de mí misma, eso no sé si es tan bueno … sé poner poco freno a agregar algo más a mis rutinas. Me sumo tareas, invento cosas nuevas constantemente.

Por lo cual cada tanto debo pausarme para reflexionar y recordarme que el trabajo se está llevando una energía que le pertenece a otras personas o espacios.

Empecé por las desventajas, que son básicamente y en resumen que cuando uno emprende, por definición la persona queda implicada en todas las dimensiones.

Dicho de otra manera: los costos de la actividad laboral, a nivel gastos, esfuerzos, decisiones, atención al detalle, salen y se generan a partir de la misma cabeza: la mía. O la tuya.

Además está la realidad del mundo y el caos económico que nos pueda afectar, con la que nos enfrentaremos solitos, sin alguien que absorba los temporales. Pero eso, desde mi visión, no está en el primer plano. Hay oportunidades siempre. Y nosotros los ciudadanos de estos países-coctelera, estamos preparados para levantarnos una y mil veces.

Trabajar por cuenta propia es arriesgarse a que hay / no hay trabajo. Y que puedo ganar /no ganar dinero dependiendo de lo que yo haga como principal responsable.

De hecho enero o febrero, medio julio son meses en hay que ponerse en modo bajo consumo, y ser organizados con las cuentas para no naufragar (más aún en tiempo en vacaciones!).

Aquí entraría también el tema de cobrar los honorarios, de recordar a los que se van demorando en poner las cuentas al día, de aumentar los honorarios. Estamos acostumbrados a ser sabios en abstracto, pero muchos excelentes profesionales son pésimos gerentes de cobranzas de su propio trabajo. Prometo escribir sobre esto.

Entonces, si queremos trabajar, necesitamos pacientes.

 

¿Cómo llegan los pacientes?

Voy a poner esto en primer lugar porque es lo que a mí me trae trabajo sin interrupción, pero soy consciente de que no es lo que podría decir una joven profesional con poco tiempo de recibida.

La especialización. Estar especializados en un tipo de consulta nos ubica en un grupo más reducido de profesionales en el contexto genérico de todos los psicopedagogos y psicopedagogas de la Ciudad de … y somos más fácilmente reconocibles.

Recibo pacientes que se adaptan a mis honorarios, al lugar donde atiendo, al horario chino que les pueda ofrecer. Buscan mi trabajo porque está dirigido a un público específico, porque saben cuál es mi formación y cómo trabajo.

 

Claro… me van a preguntar  ¿y cómo nos especializamos?

La respuesta es que «porque llegaron los pacientes …. estudiamos»

y «porque estudiamos …. llegaron los pacientes».

 

Así se genera la recomendación de gente que nos conoce, que sabe por referencia directa nuestra forma de trabajo. Por eso, aunque sea un incordio, trabajar ad-honorem, darse a conocer en escuelas, hacer prácticas o pasantías, es una inversión a mediano plazo.

Las familias que atendemos, si están satisfechos con nuestro trabajo son la mejor fuente de recomendación.

También hay escuelas que proponen algunos profesionales. En general dan tres o cuatro opciones y animan a que la familia decida luego de averiguar disponibilidad de horarios, valor de honorarios y lugar de atención.

Es importante cuando nos llaman para saber cómo trabajamos, ser muy claros con el encuadre, inclusive aunque suene feo, anticipar cordialmente el rango de nuestros honorarios, porque eso alivia la ansiedad de quien viene y nuestra sobre si estaremos de acuerdo.

Por otro lado, cuando no podemos llegar a un acuerdo, y lo he hecho infinidad de veces, sea porque no tenemos horario o porque no pueden viajar hasta nuestro espacio, o por la razón que sea, ayudarlos orientándolos con quién podrían consultar. Por ejemplo porque el barrio donde estamos no les resulta conveniente, darles el contacto de alguien de su zona. Esto es responder a la confianza que se ha generado en la recomendación que se hizo sobre nosotros.

En la actualidad, terapeutas psi me derivan en interconsulta, ejemplo una evaluación psicopedagógica que aporte a la comprensión del paciente, de su modalidad de aprendizaje tanto a la familia como a ellos. O para decidir un cambio de escuela. O por supuesto, dificultades en el aprendizaje. Cuestiones que claramente se abordan en la terapia psicológica, pero que pueden requerir de la intervención y perspectiva psicopedagógica.

Tengo colegas que reciben mucha derivación de médicos neurólogos o psiquiatras. Eso depende de la especialidad de cada uno.

 

¿Cómo darnos a conocer?

 

Si queremos trabajar por nuestra cuenta, necesitamos pacientes. Y varios, para poder garantizar un ingreso mínimo y constante a lo largo del año.

¿Salir a buscarlos?

Creo que no. Yo nunca publicité mi trabajo. Nunca pedí que me derivaran.

Fue sucediendo.

Hasta este último tiempo que expongo más abiertamente (en este mismo blog por ejemplo 😉 ) mis pensamientos, me mantuve muy tranquila.

Sentí durante todos estos años que mi carrera aún está en construcción, y que dar definiciones sobre mí y sobre mi trabajo puede ser prematuro.

¿Hice bien? Si. Lo hice a mis tiempos y me siento cómoda con el proceso.

¿Podría haber sido más rápido? Seguro que si.

Podría haberme movido con un perfil más alto. Pero no soy así.

Creo que nada es mágico, nada instantáneo sucede.

Creo que esta profesión se construye de a poco.

Que nos conozcan va más de que nos vean trabajando que de que digamos que trabajamos.

Pero sí creo que hay que intentar por todos los medios estar en algún espacio que nos deje empezar a dar forma a nuestro estilo de intervención.

Para despedirme de este post, los invito a leer Los casos complejos.

Cuéntenme cómo se van haciendo un lugar en la profesión, cómo empiezan a recibir derivaciones. En qué aspectos se sienten fuertes y que podrían activar en distintos ámbitos para darse a conocer.

Y seguimos la conversación por los canales de que disponemos.

María Inés Acuña

Psicopedagoga

 

 

 

 

 

 

 

 

Por | 2018-12-04T22:43:26-03:00 noviembre 14th, 2018|[Ser Terapeuta]|31 Comentarios

  1. Cecilia noviembre 14, 2018 at 11:16 pm - Reply

    Me encanto! Super claro y aclarador. Una genia

    • María Inés Acuña noviembre 14, 2018 at 11:26 pm - Reply

      Gracias Ceci! qué bueno que te gustó. Besos

  2. Lucia noviembre 14, 2018 at 11:33 pm - Reply

    Que nota interesante!! Pocas psicopedagogas hablan de esto y el tema de ingresos nos preocupa a todas! Mas que nada en este pais, me resulta fundamental tener un ingreso estable para poder proyectar a futuro y a la vez vivir el presente, sin depender de las posibilidades de cada paciente. Es cierto que hay muchas maneras de trabajar en nuestra profesion pero lamentablemente la inestabilidad laboral es la que mas la caracteriza. Muchas veces esto me ha desmotivado pero luego se me han abierto nuevas posibilidades. Creo que en parte depende de uno mismo y, su vez, de las posibilidades del contexto

    • María Inés Acuña noviembre 15, 2018 at 10:40 am - Reply

      Gracias Lucía. Estamos hablando de un trabajo, que seguro tiene que ver con la vocación y dar servicio. Pero es un trabajo y nos debemos sentir bien reconocidas en nuestra dedicación. Un abrazo!

  3. Alejandra noviembre 15, 2018 at 12:40 am - Reply

    Muy bueno !! Pase por esas etapas ,me reconozco en tu recorrido y criterios.
    Estoy comenzando a planificar el esacalon de armar el consultorio para,atender y orientar a mis colegas .
    Espero muchos consejos
    Y envío mis gracias !!
    Alejandra

    • María Inés Acuña noviembre 15, 2018 at 10:42 am - Reply

      Gracias por tu comentario Alejandra! En próximos artículos voy a contarles sobre materiales y consejos para el consultorio que espero que te sirvan. Abrazo!

  4. Alejandra noviembre 15, 2018 at 12:41 am - Reply

    Esacalon nooo jaja ,escalón.

  5. Sandra noviembre 15, 2018 at 1:22 am - Reply

    Felicitaciones por la iniciativa una gran psicopedagoga y una mejor escritora!!! Adelante!!

    • María Inés Acuña noviembre 15, 2018 at 10:43 am - Reply

      Gracias Sandra! Un beso

  6. Leila noviembre 15, 2018 at 10:02 am - Reply

    Excelente desde el principio hasta el fin. Yo no me dedico al consultorio. Siempre me sentí frustrada desde ese lado de «cómo llegan los pacientes».
    Sin embargo estoy transitando mi 8vo año de integración, amo estar en las escuelas, ver de cerca cómo se enseña, cómo se aprende, cómo se relacionan los niños. Me ha traído muchas satisfacciones, a pesar de la desidia económica que contrae este tipo de trabajo.
    Mi objetivo es poder coordinar muchos casos. Espero llegar en algún momento.

    Gracias por este post!

    Leila

    • María Inés Acuña noviembre 15, 2018 at 10:44 am - Reply

      Hola Leila: esto que decís «ver de cerca cómo se enseña, cómo se aprende, cómo se relacionan los niños.» es fundamental y no lo leemos en ningún libro. Capitalizalo para el futuro. Un beso

  7. Gabi noviembre 15, 2018 at 4:41 pm - Reply

    Excelente. !

  8. Beatriz Vallarino noviembre 15, 2018 at 5:30 pm - Reply

    Estoy transitando la apertura de mi consultorio en otra provincia, necesité tomarme dos años para conocer el sistema de salud, los recursos humanos con que se cuenta, la idiosincrasia de este hermoso lugar. Mientras tanto me desempeño en el equipo de orientación escolar y aprendo lo que es trabajar en escuelas de ciudad y en las rurales (tenemos alrededor de veinticinco instituciones a cargo). Durante este tiempo de adaptación y apropiación de mi nueva realidad, me acompañaste y guiaste innumerables veces. Ahora encuentro en el blog esas «pastillitas» de sabiduría que tanto me alimentan. Gracias por compartir con generosidad tu saber, gracias por ayudarnos a no sentirnos tan solas. Un abrazo.

    • María Inés Acuña noviembre 16, 2018 at 8:43 am - Reply

      Gracias a vos Bea!

  9. Adriana Adamo noviembre 15, 2018 at 7:05 pm - Reply

    Me encanta lo que escribis y me siento identificada de tantas maneras, gracias por todo lo que compartí! !!

    • María Inés Acuña noviembre 16, 2018 at 8:43 am - Reply

      Qué bueno Adriana!

  10. Daniela noviembre 16, 2018 at 11:36 am - Reply

    Tu generosidad, la claridad en la transmisión no solo de datos re útiles sino también de experiencia vivida, te hacen cada dia una profesional mas inmensa… No me voy a cansar de decirlo… te admiro mucho, amiga mía… Gracias por poner en palabras un monton de las dudas que todxs pasamos a lo largo de nuestras elecciones profesionales.

  11. juana molina noviembre 16, 2018 at 7:27 pm - Reply

    Me encantó Ine. Muy bueno. 🙂 cuanta claridad para transmitir estas cuestiones..sobre nuestro trabajo.

  12. Cris noviembre 18, 2018 at 12:01 pm - Reply

    Muchas gracias! Muy claro y preciso. He atravesado varias etapas y estoy en camino de ser mi propia jefa.
    Me ha servido mucho leerte, ya que no es fácil. Es importante capitalizar nuestra experiencia y a veces no encontramos la manera.
    A seguir trabajando !

  13. María noviembre 18, 2018 at 5:45 pm - Reply

    Cuánto camino recorrido!!! Y como decís o transmitís, el secrero es: trabajo, estudio, ética profesiona, y sobre todo, mucha pasión y amor por lo que hacemos. Un lujo ser parte de este camino que seguimos y seguiremos recorriendo juntas.

    • María Inés Acuña noviembre 19, 2018 at 8:14 am - Reply

      Claro que sí! Gracias María!!

  14. Carla Beatriz Barbagallo noviembre 19, 2018 at 2:00 am - Reply

    Gran artículo!, muestra a la perfección el camino por el que seguramente muchas nos encontramos transitando en esta profesión. Pero también refleja cuan importante puede ser comenzar a dar los primeros y pequeños pasos para avanzar y construirnos como verdaderas profesionales. Sos una excelente referente!

    • María Inés Acuña noviembre 19, 2018 at 8:14 am - Reply

      Muchísimas gracias Carla!

  15. Javier Samudio noviembre 19, 2018 at 6:52 pm - Reply

    Hola María Inés me encantó el post. Muy buena historia cargada de buena dosis de emotividad, tienes una redacción muy limpia y da gusto leer tus publicaciones. Arrancaste con un tema que muchos profesionales esconderían de la luz, sin embargo tu lo compartiste con nosotros y te lo agradezco. En especial para personas como yo que está comenzando por la misma senda y me siento re identificado con tu historia. Nos prende una luz al final del túnel, hay como un haz de luz de esperanza de seguir a nuestra pasión, insistir, resistir, persistir pero nunca resistir. Muchas gracias.

    • María Inés Acuña noviembre 19, 2018 at 11:07 pm - Reply

      Claro que si Javier! Siempre adelante.

      • Norma orellana agosto 12, 2020 at 3:36 pm - Reply

        Me encantó tu experiencia! Gracias por compartirlo, Estoy en el tramo final de culminar la carrera de psicopedagogía.

  16. Melisa noviembre 21, 2018 at 9:42 am - Reply

    Me encanto!.
    Creo que al contar tu recorrido laboral y profesional nos generas un alivio a las que recien comenzamos. Muchas veces queremos abandonar todo por las trabas que existen al ser profesionales de la salud, incluso nuestra vocacion.
    Tus palabras nos motivan !
    Gracias¡

    • María Inés Acuña noviembre 21, 2018 at 1:39 pm - Reply

      Abandonar no! Si lo aceptamos con paciencia, es un hermoso camino. Un beso Melisa.

  17. Paula noviembre 25, 2018 at 1:21 am - Reply

    Mine!! como siempre, leerte me alienta a seguir trabajando, que es tan lindo; estudiando, que a veces cuesta encontrar el momento; y pensando, cuál será el mejor camino, o si voy por el correcto. Me siento muy identificada y como dijeron por ahí, contando tu recorrido contagias ganas, al mismo tiempo que calmas la ansiedad que me genera este recorrido hermoso de crecer profesionalmente. Gracias por seguir enseñándome!! (ahora virtualmente jaja) Beso enorme, y espero encontrarte pronto!!! Pau

  18. Vanesa enero 29, 2019 at 9:11 pm - Reply

    Gracias por transmitir con tanta claridad y poniendo mucho de vos lo que fue y sigue siendo tu proceso como profesional. Te tuve como profe en la Unsam y me encanta leerte porque escribis no sólo desde el conocimiento y la experiencia adquirida sino desde la pasión y el corazón y eso hace la diferencia. Un abrazo grande. Gracias por tus aportes porque me inspiran en mi construcción como profesional también, hace poco empecé a transitar el consultorio y es todo un desafío.

    • María Inés Acuña enero 31, 2019 at 5:20 pm - Reply

      Gracias Vanesa! Me alegra que nos sigamos encontrando por aquí. Un abrazo

Deje un Comentario Cancelar la respuesta