Padres ofendidos

Un tipo de padres con los que es difícil trabajar son los ofendidos. No hay forma de llegarles. Todo lo que digamos será recibido como un ataque. Pueden sentir que cuestionamos sus formas de proceder, sobre-explican los porqué de sus acciones y como se dice en criollo “no les entran las balas”.

Son un tipo de padres que nos capturan, nos agradan en el principio porque llegan con una adherencia masiva a nuestra propuesta. Son aquellas personas que por recomendaciones o por primer feeling, de primera mano nos aman, creen que somos la solución a todo, agradecen que por fin caímos del cielo ante ellos. Hay una fascinación con nosotros y rápidamente dicen ver resultados en lo que trabajamos con sus hijos.

Pero nosotr@s sabemos que esto no es cierto, que magia no hacemos, que nuestro trabajo lleva su tiempo y … que nada es feliz por siempre. Sabemos que esta fascinación masiva va a caer en algún momento, que probablemente sea un mecanismo de seducción y que «más pronto que tarde» como dice el refrán, algo que hagamos o digamos llevará a un quiebre no tan inesperado.

Las primeras veces me asusté. Sentí que estaba haciendo algo mal. Pero como hay coincidencias entre esta forma de ser, empecé a detectar el patrón de conducta y ya lo tengo un poquito aprendido.

Es gente que encuentra que el problema siempre está afuera, en los otros, y todo lo que los demás hacen o dicen les complican su forma de hacer. Esto se traspasa a la relación con la maestra, con la directora de la escuela, con la familia extensa.

Una anécdota muy graciosa que me contó una directora de primaria es que tuvo que mandar una nota a una familia comunicando una situación en donde el alumno era responsable de algo y que por ello citaban a una reunión con los padres. Obviamente con firma y sello de la dirección de la escuela. La madre totalmente ofendida respondió con una larga perorata rehusándose a la reunión, y puso su firma y su sello laboral también!

Esta anécdota muestra algo muy típico en el ofendido, y es que se cierran las vías de diálogo. Quien se ofende bloquea al otro, indicando que sólo accede a escuchar aquello que no rompe la armonía personal, ese frágil equilibrio que se logra negando lo externo, esa rígida y estructurada construcción que se hizo del mundo.

¿Y qué produce esa forma de responder en el otro? ¿En nosotros si tenemos que intervenir? Que esas oraciones que siempre empiezan por “no” o un “pero si yo» justificantes son muy irritantes, que fastidian y que uno se percibe como no escuchado, anulado en este intercambio que debería fluir por otros lugares.

Como siempre digo, uno puede/debe elegir con quién trabajar, y si esta característica es muy limitante de nuestro trabajo, tal vez hay que dar cierre lamentablemente por el niño/a en cuestión. Pero desde mi perspectiva trabajamos con la familia. Si no contamos con ellos, si no podemos acceder … nada más que decir.

Y si decidimos sostener el trabajo, habrá que construir maneras para romper ese “espejito rebotín” tales como poder decir «yo entiendo que te suene distinto, pero yo estoy viendo que la maestra…” y poder dar una opinión diferente en los términos más racionales posibles. Quitar toda emoción para habilitar la reflexión. No sirve entrar en debate con las intelectualizaciones, porque son claramente un mecanismo defensivo redundante que solamente hará que lo alimentemos con más contraargumento.

Poder plantear nuestra posición con claridad, calma y asertividad, vulnerando la manipulación del capricho, no estoy segura que lleve al ofendido a cambiar de idea, pero nos dará tranquilidad hacia nosotr@s mism@s de que no quedamos enmarañados en esa conducta irracional.

En definitiva, comprender que esa forma de responder corresponde a patrones de conducta que nos preceden y que están por encima de las posibilidades de la persona en cuestión. No es más que una debilidad, por lo cual elijo mirarlo desde afuera, comprendiendo que es una inestable tabla de salvación. Pero es su problema, no el mío.

He dicho.

María Inés Acuña

Psicopedagoga

Por | 2021-04-03T22:12:43-03:00 mayo 6th, 2021|[ Novedad ], [Ser Terapeuta]|5 Comentarios

  1. Carla mayo 7, 2021 at 8:37 pm - Reply

    Siempre un placer leerte!!

  2. Demián mayo 14, 2021 at 8:36 am - Reply

    Hola María Inés. empece leyendo el mail de que ya te aparecieron detractores enojados con respecto al Blog. Es interesante el recorrido que haces y las relaciones que se fundan en torno a un problemática (que es la de conocer a una familia por una supuesta dificultad que incomoda), y catrasca (decíamos antes), una profesional que se cree que sabe todo.
    Creo que las miradas son varias, desde un padre que pasó por eso, la del profesional y la del niño en el medio de una realidad que para él es tensa.
    Soy estudiante de la carrera pero tengo una profesión en donde lidio con clientes que te regatean el precio, que te exigen cosas fuera de normas, o que no tienen una visión de lo que quieren y de entrada se sabe que no le va a gustar el resultado. Hay que mediar, no queda otra.
    Y como padre te cuento que a mi hijo le va bien en la escuela, pero tuvimos muchos inconvenientes con unas maestras, ahí me empece a cuestionar si el problema no era yo?. Pero hablarlo con otras madres y ver conductas de las docentes me hizo ver que hay muchxs trabajadoxs que no desempeñan su papel de la mejor manera; ahí volví a cuestionarme yo en mi trabajo y todo el rubro (si este cliente está tan enojado, que le habrá pasado antes con algún colega mio), y quizás entender que, por algunos, pagamos los platos rotos todos».
    Atentamente te sigo leyendo, Demián

    • María Inés Acuña mayo 14, 2021 at 9:59 am - Reply

      Gracias Demián, y qué interesante lo que proponés. Toda situación humana tiene varias aristas, mucho más cuando se presenta alguna incomodidad, peligro, frustración. Y poder comprender qué le pasa al otro es una función compleja y necesaria de nuestro trabajo. Te deseo un gran recorrido profesional! GRacias por leer el Blog. Un abrazo

  3. Analia Eugenia Garcia junio 4, 2021 at 4:10 pm - Reply

    Hola!!!
    Clarisimo a veces entramos en el entramado de una telaraña de manipulaciones sin darnos cuenta en el momento y después de unos días alejándonos de la situación….Te tomas de los pelos!!!!

    • María Inés Acuña junio 6, 2021 at 11:30 am - Reply

      Ay sí Analía! qué enojo cuando pasa eso!! tal cual decís «telaraña de manipulaciones».
      Un abrazo!

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