¿Para quién trabajamos?

Para quién trabajamos es lo que define con quién/es hacemos alianza, no? Define qué objetivos y con qué intención y prioridades los ordenamos.

Podemos trabajar para la familia que nos contrata.

Para la persona o profesional que nos deriva.

Para la escuela que contiene a nuestr@ paciente.

Para uno de los padres.

Seguramente hay más interesados. Ustedes digan quiénes pueden ser. He tenido demanda de maestras particulares, profes de arte, abuelas, etc etc. todas válidas.

Pero fíjense que el/la verdadero protagonista de nuestro trabajo es ni más ni menos que el/la niñ@. Esa persona que afronta valientemente sus procesos y que cuando se vaya de nuestro espacio, se llevará los recursos, los aprendizajes, el conocimiento de sí mism@, los saberes que pudo construir en esta interacción/intervención.

Si atiendo con más interés a las expectativas y demandas de la familia, en el caso de que no vayan a en sintonía con quién es mi paciente y qué/cuánto puede me estoy equivocando.

Puedo dar respuesta a la escuela si me pregunta. Pero no es para ellos para quienes trabajo. Colaboro, me acerco, los escucho. Algo de esto ya escribí en estos dos artículos anteriores. 👉🏼Aquí :  y aquí 👉🏼 también. Por supuesto son parte de mis «rutinas» profesionales: no entiendo el trabajo de otra manera que no sea articulando con el mundo diario de mi paciente. Pero no me convocan ellos. Y si por algún motivo empiezo a dar respuesta

  • antes a ellos que a mi paciente,
  • o más profundo a ellos que con mi paciente,

que empiezo a compartir información relevante sin considerar la intimidad de mi paciente, rompiendo un pacto de confidencialidad, me estoy equivocando.

Si estoy atendiendo a mi paciente porque me lo derivaron y quiero dar inmediata respuesta a esa consulta, omitiendo construir la pregunta con mi paciente y hacerle comprensible mi respuesta, me estoy equivocando.

Si el entorno me demanda que le recomiende cómo hacer para «manejar» a mi paciente, o que le de tips para entenderlo, bueno… puedo acceder a conversar, eso hace la interdisciplina, y es necesario que dialoguemos. Pero si la demanda es que descuide mi vínculo con el/la niñ@ y su familia, me estoy equivocando.

Que todos pidan y reclamen -vuelvo a decir, desde un lugar válido, no hay discusión- no significa que yo en automático les vaya a responder. Como siempre digo, 🤚🏼 pausa antes de reaccionar. En el caso de que el cómo y el para qué tengan sentido en quién es y lo que vive nuestro niñ@, OK. Pero si lo estamos dejando afuera, atención, porque lo que se diga u opine sobre él/ella, puede ser un tipo de decisión que lo afecte. Cuidado con esto, porque esta familia, y sobre todo este paciente en particular está confiando en nosotros.

Y nada de lo que yo diga o haga debería quebrar esa confianza.

Cuéntenme ustedes y nos leemos pronto!

Y atentos a la próxima publicación!! porque nuevamente contaremos con una entrevistada de mega mega lujo.

María Inés Acuña
Psicopedagoga

Por | 2019-12-05T15:31:27-03:00 octubre 30th, 2019|[Ser Terapeuta]|1 Comment

One Comment

  1. Felicia Burlando octubre 31, 2019 at 11:21 am - Reply

    Rescato que el paciente, con quien se trabaja,»es la persona que afronta valientemente sus procesos». Eso, en situaciones terapéuticas provoca admiración y afecto hacia quien se anima a afrontar sus dificultades, a llegar hasta el fondo. Saber que cuando avanza en el tratamiento la fortaleza y constancia que debe construir para seguirlo lo ha fortalecido en todos los aspectos de su vida.

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