Finales y graduaciones

Ya estamos todos preparando las vacaciones. En esta parte del mundo terminan las clases casi a fin de año, junto con los cierres de otras actividades. Esto preanuncia un cierre masivo de temas que nos pone a todos a correr tratando de definir temas y decisiones. Hacemos malabares sobre el final del presente año y ya dejamos los pendientes para el año siguiente.

Y en medio de estos movimientos, muchos de nuestros chicos terminan su jardín, o su primaria o secundaria, y nos preparamos para la transición que se va a dar con el inicio de una nueva etapa.

Cuando pasan de sala de 4 a sala de 5 años, o de 2do a 3er grado, el panorama se mantiene más o menos similar. Nos mantendremos en un mismo ámbito, seguiremos en contacto con las mismas personas, hay un universo de situaciones conocidas que se van a continuar el año que sigue.

Pero cuando cambian de etapa, la ansiedad es importante.

Muchos chicos siguen en la misma escuela, eso asegura una pertenencia a un ambiente ya conocido, muchas veces elegido en familia.

Pero otras veces la continuidad se da en otra escuela, en otro barrio y van a venir nuevas caras y condiciones de convivencia.

En verdad quería escribir sobre las vacaciones, pero creo que antes de irnos a descansar, es importante que hablemos de las despedidas de nuestros hijos y de la compañía que necesitan de nosotros.

Es parte de mi filosofía dedicar tiempo a las despedidas, aunque sean tristes.

Porque hacer un buen cierre augura que lo que sigue tiene todo para arrancar bien.

Ya les mencioné el apuro en el que estamos los grandes a esta altura del año.

Pero atentos… nuestros hijos necesitan que estemos en calma y con tiempo disponible para acompañarlos.

Sea porque necesitan que estemos en sus actos, que colaboremos con los disfraces o sus fiestas o porque hay reuniones en las que estar.

También nos necesitan atentos y conectados con lo que están viviendo.

Los chicos notan especialmente si los acompañamos sintonizados con ellos o acelerados con otras cosas. Si nos acordamos de lo que nos pidieron o dijeron. Calmarnos, alejar el celular, estar presentes y disponibles.

Sé que para algunos de nosotros no es fácil porque se nos juntan muchas emociones. Que en nuestra mente se juntan quiénes somos, de dónde venimos, cómo llegamos a este hoy. Porque tener un hijo, criarlo, formar una familia, es el resultado de muchos pasos previos dados. Y lo vemos concretado en ese hijo o hija que deja un delantalito o que ya empieza a viajar solo. Y vemos junto a nosotros a quiénes nos acompañan y a quiénes nos faltan. Y sabemos de los esfuerzos y sacrificios que hicimos.

Pero, sin hacer simulacros que se me entienda, nuestros hijos nos necesitan ver disfrutando de que van creciendo.

Una familia, una paternidad o maternidad implica que a medida que se van dando cambios, estas novedades que se avecinan no sólo van a decirnos que nuestro hijo o hija creció, sino que nosotros también vamos creciendo.

Por último es importante que respetemos su protagonismo. No es momento para que nuestras angustias y emociones ocupen la escena. Las despedidas que empezamos a vivir, las vamos a vivir nosotros también, sin duda. Todos nos emocionamos con estos cambios.

Pero es importante dejar que cada niño o niña brille en su oportunidad de ser quien hace el cambio de ciclo. Nosotros tenemos otros recursos para procesar estas transiciones. Si nos ven muy compenetrados con estas despedidas, afligidos y angustiados, vamos a estar distorsionando una situación que aunque nos movilice, es muy poderosa. Es una prueba de que nuestros hijos están sanos, avanzando y creciendo. Que puede haber cosas que les cuesten, pero que están pudiendo.

Cuando todo esto esté encaminado, hablemos de playa, de club, pileta y paseos. No nos distraigamos de estos momentos bisagra.

No nos distraigamos de estos días en que dejamos de ser alguien conocido, de ser lo que éramos, para pasar a vivir algo nuevo, sabiendo que llevamos de las etapas previas todo el aprendizaje vivido y compartido.

Gracias como siempre por leer y comentar. Yo también cierro el año viendo en mí y mis cercanos lo que crecimos. Y aunque me sensibilice, estoy muy contenta de poderlo vivir junto a ellos.

Que tengan un lindo fin de año

María Inés

Por | 2019-03-07T15:21:31-03:00 diciembre 19th, 2018|[Familias]|2 Comentarios

  1. Daniela diciembre 19, 2018 at 10:21 pm - Reply

    Claramente todo me emociona…. cada palabra parece dedicada…. Nacho, mi hijo mayor, cierra su nivel inicial….. Y mi hijo menor lo comienza en 2019… Cuánto se juega el «hijo imaginado/idealizado» en este crecimiento? Cuánto de nuestra construcción parental se re evalúa (en esta cabeza q no descansa) con estos cambios hermosos y desafiando… Para no dejar de pensar y repensarse….. GRACIAS GRACIAS GRACIAS…. Te dije alguna vez todo lo que admiro?

  2. Felicia Burlando diciembre 26, 2018 at 1:06 pm - Reply

    Muy oportuno. Con conocimiento del sentir del niño y del adulto, y de la contraposición de intereses y obligaciones en el vendaval de fin de año.. Directo, sin pelos en la lengua- es decir en la pluma . No condena. comprende y ayuda.

Deje un Comentario Cancelar la respuesta