O mejor dicho, en qué momento de mi trabajo me siento más terapeuta.
Podría ser cuando estoy en plena acción y proponiendo actividades. Se supone que las elegí considerando quién es mi paciente y qué le pasa, su perfil cognitivo, sus dificultades y sus necesidades de trabajar, ejercitar y promover un avance en aquellas áreas que están descendidas.
(Leo esta propia frase ☝️ y me río, es la típica escritura de mis informes. Esa frase es una de mis frases de informes.)
Podría ser también cuando estoy jugando, en el propio encuentro con mi paciente. Pero ahí estoy jugando y mi accionar no es razonado. Algo tengo pensado, pero me dejo llevar y en verdad, sería más una par de juegos.
Cuando estoy conversando, porque escucho y dialogo, hago una lectura, lo que digo no es ingenuo y se da en un encuadre, pero la verdad es que me estoy ofreciendo honestamente para el diálogo.
O podría ser en ese momento previo, cuando hago la selección de los materiales, hago una búsqueda de alternativas, propuestas creativas, lúdicas y amenas pero que lleven a mi paciente a esa zona donde todavía no se siente confortable. Cuando pienso qué proponer para que mi paciente pueda empezar a sentirse cómodo, afianzado, a través de qué recursos o actividades podría empezar a desplegar aquello que todavía no pudo y se lo apropie. Es un lindo momento para un terapeuta, pero no es mi momento más terapeuta.
Si voy en el proceso un poquito más atrás, también podría sentirme muy terapeuta cuando estoy ante los libros, en la búsqueda preocupada de lecturas y documentos que me aclaren, o que avalen mi intuición. Dialogo con los investigadores y autores, preguntándoles o confrontándolos: «¿Cómo se te ocurre que eso puede ayudar a salir a alguien de un estado de precariedad ante el aprendizaje?» ¿Eso podría resultar? ¿En serio? O ¡qué buena idea, qué buen argumento!. Lo que estás diciendo le da sentido a lo que observo. «No lo había pensado desde ese lugar y me estás dando una línea por dónde volver a pensar este proceso de trabajo».
Sin embargo, donde vivencio muchas veces más fuerte mi rol de terapeuta es cuando la mamá o papá nos reencuentra al salir de la sesión, de nuestra sesión, y hacemos un cierre que intenta devolver algo mínimo, una palabra que exprese lo bien que estuvo, o dónde fue la dificultad, qué estamos trabajando, qué espero trabajar, lo contenta que me pone que hoy pudimos… que él o ella pudo, propuso, lo que pude observar.
Pienso en este momento tan efímero, porque es donde se va construyendo progresivamente esa alianza con la familia, y donde voy a ir aportando una nueva visión sobre el hijo o hija que preocupa. Donde vamos moldeando una nueva perspectiva. No se trata de qué decimos, porque el espacio en el que vamos a trabajar con ellos serán las sesiones específicas. Con ellos vamos a reunirnos para conversar, para sugerir e intervenir, un tiempo sobre todo para escucharlos. Y claramente en la sala de espera o en un pasillo, entre paciente y paciente no es el momento. Pero se trata de que nos despedimos de un nene o nena que una hora antes estaba en un estadío diferente. Y que en la sumatoria de horas y reencuentros, vamos a ver los cambios. Que esos papás se vayan pensando cada día y de a poco algo distinto sobre su hijo, multiplica las posibilidades. Y ahí sí siento que hice un buen trabajo como terapeuta.
Psicopedagoga
Hola María Inés. Que bien narrado esos momentos, los pude sentir. Tu escrito me hizo acordar del ensayo de Borges «Borges y yo», donde él se pregunta cuál es el verdadero Borges y… (para que lo leas). Cada momento construye al otro, y poder encontrar la riqueza en cada uno, no solo te potencia como terapeuta, ademas te hace sentir más orgullosa de el camino que elegiste..
Gracias Demián! Soy muy lectora de Borges, lo voy a volver a leer pensando en lo que me decís.
Muchas gracias por este cmentario, me encantó!
Abrazo
Hola Maria Inés! Que lindo leerte….comparto tu relato. Personalmente me siento mas terapeuta cuando converso con los padres. La mejor estrategias es que ellos comprendan lo que le sucede a su hijo y aprendan a intervenir desde la seguridad y certeza de crianza.
Un abrazo
Muchos cariños!
Un cariño para vos también! Gracias Sandra!
Gracias María Inés!! Te leo y qué lindo poder evocar cada momento, pensar nuestro quehacer! Comparto que la devolución a papas y mamás resulta un eje
de intervención fundamental en lo terapéutico, como terapeutas.
Gracias de nuevo. Abrazos.
A vos Maura! gracias!
De Sary Pedraza: Hola María Ines, gracias por compartir tus reflexiones.
Mientras leía cada párrafo, me preguntaba será aqui? (se siente más terapeuta). Pero al final de la lectura, me dije cada uno de esos instantes de actividades, juegos, charlas….tiene a la terapeuta intuitiva, estratégica, lúdica etc. en la búsqueda de todo el potencial de ese/a niño/a, Sin dudas en el momento de la devolución a los papás, se integran todos esos conceptos y vivencias de cada aprendizaje, y satisface compartirlo con ellos.
Hasta la semana que viene!!! Abrazo.
Sary